Es un síndrome que se caracteriza por la persistencia de síntomas de COVID-19 semanas o meses después de la infección inicial, o por la aparición de los síntomas tras un tiempo sin ellos.
Su aparición no está relacionada con la gravedad de la infección inicial, por lo que puede afectar tanto a pacientes leves como a graves hospitalizados.
Afecta a personas de cualquier edad, aunque parece más frecuente en edad media y en mujeres.
Produce un elevado impacto en la calidad de vida, ámbito laboral y social.
Síntomas
Generales
Cansancio, malestar general, dolor muscular y articular, mareos, fiebre, escalofríos
Respiratorios
Tos, sensación de falta de aire, disnea, opresión toráxica
Digestivos
Diarrea, pérdida de apetito, dolor de estómago, reflujo, abdominalgia, dispepsia, pirosis, flatulencia
Dermatológicos
Erupciones, caída del pelo, debilidad en las uñas, urticaria
Neurológicos
Dolor de cabeza, “niebla mental”, dificultad para concentrarse, pérdida de gusto y olfato, parestesias y alteraciones del estado de ánimo, insomnio, pérdidas de memoria a corto plazo, síndrome de taquicardia ortostática postural
Oídos, ojos, garganta
Dificultad para tragar, pitidos en los oídos, ojos secos o conjuntivitis, visión borrosa, disfonía, aftas bucales, acúfenos/hipoacusia
Cardiovasculares
Palpitaciones, cambios de la tensión arterial, inflamación del músculo cardíaco, formación de coágulos, problemas en los vasos sanguíneo, síncope, taquicardia, bradicardia sinusal
Coagulación
Hematomas, microtrombosis
Psicológicos
Depresión, ansiedad, fobias, apatía, trastornos del sueño
Osteomusculares
Artralgias y mialgias, calambres musculares
Infografías sobre la sintomatología de la COVID persistente
Posibles causas y mecanismos de la enfermedad covid persistente actualmente en estudio
- Persistencia viral del virus SARS-CoV-2: la persistencia viral se postula como una de las hipótesis más sólidas, ya conocida en otras infecciones como las causadas por el virus de Epstein-Barr, el parvovirus humano B19, el SARS-CoV y el MERS-CoV, que también se asocian a la presencia de secuelas postinfecciosas y a la persistencia viral. Es posible que el patógeno original establezca una infección persistente o deje restos no infecciosos en los tejidos profundos, que llevaría a la activación inmunitaria prolongada e inflamación crónica.
- Desregulación inmunitaria: en los distintos estudios se identifica un perfil inmunitario diferenciado en pacientes con Covid Persistente, con respuesta celular (linfocitos T y NK) y/o humoral específica frente al virus prolongada, que conlleva inflamación crónica, así como falta de coordinación, en algunos casos, entre ambos tipos de respuesta. Además en ocasiones se identifican marcadores de agotamiento inmunitario.
- Autoinmunidad: la respuesta inmunitaria mantenida en el tiempo podría llevar a fenómenos de autoinmunidad, habiendo identificado diferentes tipos de autoanticuerpos.
- Reactivación de herpes virus: la alteración inmunitaria persistente como consecuencia de la infección por SARS-CoV2 puede llevar a la reactivación de virus latentes.
- Disbiosis intestinal: en relación con el proceso inflamatorio, se puede producir a su vez un desequilibrio en la microbiota intestinal o disbiosis, afectando principalmente al eje cerebro-intestino.
- Microtrombosis y disfunción endotelial: como consecuencia de la inflamación persistente se identifican fenómenos de microtrombosis y daño vascular.
- Neuroinflamación y neuropatía de fibra fina: la inflamación afectaría también a nivel del sistema nervioso, implicando afectación de la capacidad cognitiva y mal funcionamiento del sistema nervioso autónomo (disautonomía) así como la afectación termoalgésica y sensitiva de tipo neuropático.
- Afectación mitocondrial: A nivel celular, se objetiva la disfunción de las mitocondrias, fábrica energética de nuestras células. Esto podría ocasionar, la tan evidenciada fatiga en los afectados por CP, siendo ésta una vía que se ha estudiado poco y que también se ve alterada en otras enfermedades de origen viral como la Encefalomielitis Miálgica. Se podrían aprovechar sinergias en la investigación de ambas patologías poniendo el foco en esta ruta metabólica.
- Daño tisular y de órganos: todos los fenómenos previamente descritos podrían a largo plazo dañar tejidos u órganos, produciendo lesiones a nivel de cualquier sistema del organismo y llevando a un envejecimiento prematuro por aumento del estrés oxidativo y senescencia celular.